Permítanme brindarles otro punto de vista sobre el mestizaje peruano que comienza con la conquista. En mi caso, luego de leer varios documentos originales de la época, de los miles que existen custodiados en el Archivo de Indias en Sevilla España. Me atrevo a afirmar que la conquista se dio de manera extraña, casi de mutuo acuerdo. Y baso mi afirmación en lo siguiente:

Está documentado que los pueblos andinos de aquel entonces aprovecharon la llegada del ejército moro-español para rebelarse y derrotar juntos el yugo del imperio Inka. Existió entonces apertura pacífica hacia los colonizadores y de éstos hacia los pueblos sometidos. La élite gobernante Inka y la corona española también entablaron nexos de cooperación y amistad.

Es verdad que, al comienzo llegaron junto a Colón cientos de analfabetos con la esperanza de tierras y riqueza, e impusieron sangre y muerte. Pero también es verdad que en 1551 el sacerdote sevillano, Bartolomé de las Casas, se presentó a juicio ante un jurado en la universidad de Valladolid y consiguió para los habitantes andinos los mismos deberes y derechos que cualquier español.

Por otro lado, y en paralelo histórico, cabe destacar que, tanto el rey como el Papa, promovían el matrimonio entre diferentes culturas y religiones para facilitar el gobierno en las colonias. Para muestra, dos ejemplos: uno, la señora Francisca Pizarro Yupanqui, hija del conquistador Francisco Pizarro y su esposa la princesa Quispe Sisa, también conocida como Inés Huaylas Yupanqui. Y dos, el Inka Garcilazo de la Vega, hijo del conquistador Sebastián Garcilazo de la Vega y su esposa la princesa Chimpu Ocllo. Estos matrimonios demuestran la apertura al mestizaje desde muy temprano en la conquista.

A través de los siglos fuimos recibiendo “diferentes otras culturas”, que supimos entrelazar y mezclar por casi 500 años. Se dice que, en ese tiempo cada uno de nosotros tiene un millón de antepasados. Aymaras, quechuas, bantúes, moros, chancas, himbas, chimúes, europeos, chinos, kuvales, judíos, ashánincas, collaguas, japoneses, etc. etc. Producto de ésta amplia mezcla de razas, culturas, tiempo, religiones y tradiciones nace nuestro país llamado Perú, una nación eminentemente multicultural y “el orgulloso peruano”, un ser de profunda ancestralidad, porque la ancestralidad de mi hermano es también mi ancestralidad.

En el Perú TODOS tenemos sangre mestiza y mezclada, esa apertura a aceptarnos manteniendo nuestras costumbres, nos caracteriza como una nación amigable. Que trata bien al visitante. Eso, es más importante para el turismo que Machu Picchu, el lago Titicaca o la ciudadela de Chan Chan.

Una nación que unificó sus pros y desterró sus contras es una nación cuya verdadera riqueza es ser una nación AUTÉNTICA.

Sigamos tejiendo historia. Sigamos construyendo Perú.

Muchas gracias

Mauricio Arnillas González
DNI 29640505

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