No existe forma de que la humanidad se extinga de un día a otro. No se ha identificado un asteroide rumbo a colisionar con la Tierra, el Sol no consumirá al planeta en sus brasas hasta dentro de millones de años y el cambio climático, si bien causará climas extremos jamás experimentados, todavía nos hará padecer muy lentamente por generaciones.
Pero, planteándonos un escenario hipotético, ¿qué pasaría con nuestro mundo si de pronto todos desapareciésemos? ¿Sería un paraíso o una catástrofe? ¿Qué ocurrirá con las ciudades? ¿Qué pasará con nuestras mascotas y los animales salvajes? ¿Cómo se verá la naturaleza que nos rodea sin que los humanos, la cuidemos o maltratemos?
Si bien nunca sabremos la respuesta a estas interrogantes, estudios científicos y opiniones de expertos brindan algunas pistas para los más curiosos.
Ciudades oscuras y llenas de polvo
Según Carlton Basmajian, urbanista de la Universidad Estatal de Iowa (EE. UU.), si la humanidad dejase de existir, recursos como el agua y la electricidad ya no estarían al alcance ya que no existirían personas que operen las centrales que brindan dicha materia y energía. Así, las ciudades estarían inmersas en la oscuridad y con el tiempo llenas de polvo, ya que nadie las limpiaría.
Las estructuras de metal se comenzarían a oxidarse y las de hormigón (carreteras, puentes y edificios, por ejemplo) comenzarían a agrietarse por los sismos y otros desastres naturales. Las edificaciones más resistentes serían las de cemento, pudiendo durar hasta siglos, explica el urbanista en un artículo de The Conversation.
Sin embargo, no todo sería un escenario lúgubre, ya que algunas plantas podrían florecer en lugares impensados, como veredas y autopistas agrietadas.
Animales en total libertad
Hasta la fecha lo más cercano a tener un planeta sin presencia de humanos sucedió durante el confinamiento por la pandemia de COVID-19, cuando disminuyó el tránsito de personas y vehículos.
Un estudio que analizó el impacto que tuvo la pandemia en el desplazamiento de varios mamíferos (2.300 individuos de 43 especies distintas) descubrió que, en los países con mayores restricciones de movimiento, los animales viajaron un 73% más lejos de lo que solían hacerlo.
Así, los investigadores identificaron con rastreadores GPS que más animales salvajes (pumas, por ejemplo) invadían las carreteras en cualquier momento del día sin ningún miedo a ser atropelladas, mientras otros, incluso, llegaban a las mismas ciudades.
La investigación, publicada en junio del 2023 en la revista Science y llevada a cabo en todo el mundo, sugiere que “los animales pueden alterar su comportamiento en un periodo de tiempo relativamente corto como reacción a posibles cambios en la actividad humana”, un efecto que se intensificaría si la humanidad desapareciese.
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