Desde el anuncio (y justificación) de su adquisición a una empresa francesa, hasta incluso después de su lanzamiento al espacio en setiembre del 2016, el satélite peruano PerúSAT-1 estuvo envuelto en la polémica. La mayoría de señalamientos recibidos fueron por cuestiones políticas más que científicas.

Esto se debió a que la mayoría de peruanos no sabía para qué servía este satélite; qué es lo que puede y lo que no. Esa situación se mantiene hasta ahora, cuando ante los embates de diferentes eventos climáticos se le señala de inútil a esa herramienta por no ser capaz de hacer, por ejemplo, pronósticos de lluvias.

El PerúSAT-1 es un satélite de observación de la Tierra, de tipo submétrico, exactamente de 70 centímetros de resolución. Este tipo de tecnología solamente la tiene EE.UU. y el Perú”, me explicó hace unos días el mayor general FAP José Antonio García Morgan, jefe institucional de la Agencia Espacial del Perú (Conida).

¿Y para qué se ha venido usando la tecnología de este satélite? Sus imágenes han servido para temas agrícolas, mineros y geológicos. Aunque no es un satélite meteorológico, sus imágenes han sido usadas también por el Centro Nacional de Estimación, Prevención y Reducción de Desastres y el Instituto Nacional de Defensa Civil para temas de previsión y recuperación tras las fuertes lluvias e inundaciones. Según la Conida, desde que el satélite entró en funcionamiento hasta marzo de este año se han entregado más de 106.260 imágenes a diferentes instituciones públicas usuarias.

Pero no solo eso. Al contar ahora con esas imágenes, el Perú forma parte de agrupaciones internacionales que le permiten el acceso a más imágenes generadas por otro tipo de satélites. Así, según García Morgan, cuando ocurrió el derrame de petróleo en Ventanilla pudieron poner a disposición del Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental unas 600 imágenes provenientes de 30 diferentes satélites, y este año durante el ciclón Yaku compartieron unas 500 imágenes más.

Un activo tecnológico estratégico

En sus 49 años de creación, la Conida se ha mantenido activa suscribiendo diferentes convenios con instituciones nacionales y extranjeras, siempre con miras de ganar un lugar en la comunidad espacial internacional. Como parte de ello, también se ha unido a diversas organizaciones. Una de ellas es la Organización Asia-Pacífico de Cooperación Espacial (Apsco), a la que pertenece desde el 2006 como único Estado miembro de toda América.

En noviembre de este año, se realizará por primera vez en el Perú la edición 17 de la reunión del consejo de Apsco, además, se organizará el segundo foro para el desarrollo del liderazgo de Apsco.

A la par de estas importantes citas, la Conida ya está preparando una propuesta para renovar el satélite, cuyo funcionamiento se estima hasta el 2026. “El uso del PerúSAT-1 ha traído grandes beneficios al Estado y al país. Somos reconocidos a escala regional por esta herramienta. No renovarla significaría un terrible retroceso”, recalca el mayor general García Morgan.

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