Un audaz plan para crear genéticamente una versión del mamut lanudo, el gigante con colmillos de la Edad de Hielo que desapareció hace 4.000 años, está avanzando, según los científicos implicados.
El objetivo a largo plazo es crear un híbrido viviente de elefante y mamut que sea visualmente indistinguible de su antecesor extinguido que, si se libera en su hábitat natural en número suficiente, podría ayudar a restaurar el frágil ecosistema de la tundra ártica.
La resurrección de esta especie extinguida ha sido el proyecto central del genetista George Church, de la Universidad de Harvard, durante más de una década. El plan cobró impulso en febrero de 2021, cuando Church cofundó Colossal Biosciences, con sede en Dallas, junto con el empresario Ben Lamm, y recibió una inyección de dinero y la consiguiente publicidad ese mismo año.
Aún quedan muchos retos por delante, como desarrollar un útero artificial capaz de gestar una cría de elefante. Pero Colossal Biosciences declaró el miércoles que había dado un “paso trascendental”.
Church y Eriona Hysolli, jefa de ciencias biológicas de Colossal, revelaron que habían reprogramado células de un elefante asiático, el pariente vivo más cercano del mamut, en estado embrionario: es la primera vez que se obtienen células madre de células de elefante. El equipo tiene previsto publicar el trabajo en una revista científica, pero la investigación aún no ha sido sometida a revisión por pares.
Estas células modificadas, conocidas como células madre pluripotentes inducidas o iPSC, pueden seguir desarrollándose en el laboratorio hasta convertirse en cualquier tipo de célula de elefante, una herramienta importante para que los investigadores modelen, prueben y perfeccionen los numerosos cambios genéticos que deben introducir para dotar al elefante asiático de los rasgos genéticos que necesita para sobrevivir en el Ártico. Entre ellas, un pelaje lanoso, una capa de grasa aislante y orejas más pequeñas.
“Lo bonito de las células es que pueden renovarse indefinidamente y diferenciarse en cualquier tipo de célula del cuerpo”, explica Hysolli, científico principal de la empresa en el proyecto del mamut.
Las células madre también facilitarán a los científicos el estudio de la biología única del elefante asiático. Por su tamaño, estas criaturas son especialmente resistentes al cáncer, por razones que aún no se conocen bien. Un obstáculo clave para el equipo a la hora de fabricar las líneas celulares de elefante fue inhibir los genes que se cree que confieren esa resistencia al cáncer.
Las técnicas de investigación celular de las que es pionera Colossal han abierto una nueva vía para salvar al elefante en peligro de extinción, afirma Oliver Ryder, director de genética de conservación de la Alianza para la Vida Salvaje del zoo de San Diego.
“La intención de producir iPSC a partir de elefantes existe desde hace años. Ha sido difícil lograrlo”, dijo Ryder, que no participó en la investigación. “El impacto en la conservación se va a producir en el ámbito del rescate genético y la reproducción asistida”, añadió.
Por razones obvias, es difícil estudiar embriones naturales de elefante. Las células madre permitirían a los científicos crear embriones modelo de elefante que aportarían información sobre cómo se desarrolla un elefante hasta convertirse en feto, un “activo muy valioso”, dijo Ryder.
Creación de un híbrido de mamut lanudo
Las células madre de elefante también son clave para el renacimiento del mamut. Una vez editadas para que tengan rasgos genéticos similares a los del mamut, las células del elefante podrían utilizarse para fabricar óvulos y espermatozoides y un embrión que podría implantarse en algún tipo de útero artificial. Sin embargo, eso llevará años de trabajo.
Dado el plazo inicial de seis años fijado por Colossal, el equipo planea emplear primero técnicas de clonación existentes similares a las utilizadas en 1996 para crear la oveja Dolly, insertando células editadas genéticamente en un óvulo donado que sería gestado por un elefante. Sin embargo, aunque esta tecnología existe desde hace tiempo, los resultados son irregulares. Y muchos se preguntan si es ético utilizar animales en peligro de extinción para este objetivo, dada la probabilidad de que fracasen los intentos.
“Creo que el primer elefante de ingeniería será el mayor hito y que puede coincidir con la predicción de Ben (Lamm) de seis años a partir de 2021”, dijo Church. “Lo segundo que nos hará felices es tener uno que sea realmente resistente al frío. Y la tercera será si podemos hacerlo de una manera que sea escalable, que no implique sustitutos. Esa es una incógnita lejana”, afirma Church.
El equipo de investigación de Colossal ya ha analizado los genomas de 53 mamuts lanudos a partir de ADN antiguo recuperado de fósiles. La gran variedad de especímenes de animales que vivieron en distintos lugares en diferentes momentos del pasado ayudó a los científicos a comprender exactamente qué genes hacen único a un mamut.
“Hemos avanzado mucho. La calidad del ADN del mamut es casi tan buena como la del elefante y ambas son casi tan buenas como (el ADN extraído de) humanos”, dijo Church.
Church y Hysolli no precisaron cuántos cambios genéticos esperan introducir en el ADN del elefante asiático para crear una criatura parecida a un mamut capaz de soportar las temperaturas del Ártico. Los genetistas también quieren diseñar un mamut sin colmillos para que no sea presa de los cazadores furtivos.
Church, que ha estado al frente de los trabajos de ingeniería genética de cerdos con órganos compatibles con el cuerpo humano para trasplantes, dijo que es posible hacer 69 modificaciones a la vez en cerdos. El número de modificaciones necesarias para hacer que un elefante asiático resista al frío sería muy similar, dijo.
El posible papel de los mamuts resucitados
Colossal lleva mucho tiempo afirmando que los mamuts, si volvieran a las praderas de los confines más septentrionales del planeta en número suficiente, ayudarían a ralentizar el deshielo del permafrost.
Algunos científicos creen que, antes de su extinción, animales de pastoreo como mamuts, caballos y bisontes mantenían la tierra helada por debajo pisando la hierba, derribando árboles y compactando la nieve.
Un pequeño estudio realizado en Siberia y publicado en 2020 sugería que la presencia de grandes mamíferos como caballos, bisontes, yaks y renos hacía que hubiera temperaturas más bajas en el suelo de la zona protegida donde se mantenían, en comparación con las tierras situadas fuera de ese límite. Sin embargo, es difícil imaginar que manadas de elefantes adaptadas al frío tengan un impacto significativo en una región que se está calentando más deprisa que cualquier otra parte del mundo, han dicho otros expertos.
Colossal también anunció planes para resucitar al tigre de Tasmania en 2022 y al dodo en 2023, pero su trabajo sobre el mamut es el que lleva más tiempo en marcha.
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