La actividad del Sol está aumentando de manera considerable. Recientemente, entre el 5 y el 7 de agosto, el Sol registró dos fuertes llamaradas que se sumaban a la que se produjo el pasado 2 de julio. Las tres han sido clasificadas como tipo X, la más intensa en una escala de 5. Además, han tenido consecuencias en nuestro planeta: la última produjo un apagón de radio en la costa oeste de México y en la costa ese de Hawái.
Nuestra estrella, el Sol, pasa por diferentes ciclos de alta y baja actividad y aproximadamente cada once años experimenta periodos de alta actividad electromagnética. Hace unos meses, los expertos advirtieron que a mediados de 2025 se produciría uno de estos periodos pero, se ha adelantado y la actividad solar se está intensificando antes de lo previsto.
En estos momentos, la estrella está cerca de alcanzar uno de los extremos del período actual, conocido como ‘Ciclo Solar 25’, que empezó el pasado diciembre de 2019 y dejaba atrás uno de los menos intensos desde 1750. Tal y como afirman los expertos, está previsto que esta fase se alargue, por lo menos, hasta 2030.
En realidad, las llamaradas solares son algo normal ya que ayudan a liberar gran parte de energía en forma de radiación electromagnética. Estas pueden ocurrir en cualquier momento pero si es cierto que se suelen dar más en periodos de alta actividad solar.
Según los pronósticos, se estima que el máximo solar se produzca entre finales de 2023 y principios de 2024.
Qué consecuencias tiene para la Tierra
Todos los planetas del Sistema Solar sufren las consecuencias de los periodos de alta actividad solar, incluida la Tierra. Las tormentas solares pueden causar perturbaciones del campo magnético que, a su vez, pueden afectar a las redes eléctricas y a las telecomunicaciones. Además, fenómenos como las auroras boreales se intensifican convirtiéndolas en un espectáculo más brillante y colorido.
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