Si buscamos establecer una base permanente en la Luna, un plan que la NASA se proyecta a empezar en 2025, la humanidad necesitará en algún momento de construir carreteras por las cuales movilizarse. Sin embargo, esta labor no será una tarea sencilla ni barata, ya que requeriría transportar, en distintos viajes, toneladas de materiales de construcción desde la Tierra hasta el satélite.
Por suerte, este problema podría solucionarse con un nuevo método, descubierto por científicos de la Agencia Espacial Europea (ESA), el cual convierte, in situ, el polvo que existe en la superficie del satélite en un material más sólido, que finalmente podría servir de base para edificar calles y pistas de aterrizaje.
Convertir polvo lunar en pistas
El polvo lunar, partículas diminutas y abrasivas que flotan por toda la superficie del astro malogran las naves e instrumentos científicos y erosionan los trajes espaciales de los astronautas. Por esa razón, representan un gran obstáculo para la exploración lunar y su futura conquista.
El róver Lunokod 2 de la antigua Unión Soviética, por ejemplo, dejó de funcionar cuando su radiador terminó cubierto de polvo lunar y se sobrecalentó; en tanto, el vehículo lunar del Apolo 17 casi tuvo la misma suerte, si no fuese porque los astronautas que lo operaban encontraron una forma de salvarlo antes, explica la ESA en un comunicado.
Ahora, sin embargo, el polvo lunar podría dejar de ser una limitación, ya que investigadores del proyecto PAVER de la ESA han descubierto, en experimentos en laboratorio, que, cuando se utiliza un láser de dióxido de carbono de 12 kilovatios, el polvo lunar se funde y se transforma en estructuras firmes.
Una sola capa fundida tiene aproximadamente 1,8 cm de grosor. Foto: PAVER Consortium
Cabe precisar que para realizar esta conversión en el satélite no se necesitará de utilizar un láser como en los experimentos, sino, en su reemplazo, un lente de unos 2 metros cuadrados, que actuará como un focalizador de la luz solar.
Carreteras en poco más de 100 días
Según el equipo de científicos, se podría construir una pista de aterrizaje de 100 metros cuadrados con un espesor de 2 centímetros en apenas 115 días.
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