Cuando los hermanos Nemecio, Prudencio y Alejandro Torvisco eran jóvenes, es posible que jamás se imaginaran lo que el futuro tenía deparado para ellos. Su historia empieza en su natal Abancay, donde la vida de los tres hermanos trascurría en medio de las condiciones humildes que les tocaba vivir.

El tiempo no fue del todo favorable para su familia, ya que pronto perderían a su padre, lo que llevó a los jóvenes a trabajar en el campo para generar ingresos que ayudaran a sustentar un hogar que ahora tenía un panorama mucho más complejo.

Abancay, lugar de origen de los hermanos Torvisco. Foto: AndinaAbancay, lugar de origen de los hermanos Torvisco. Foto: Andina

Con el pasar de los años la familia optó por emprender un viaje con destino a la capital, hogar de los sueños de miles de inmigrantes que esperaban tener un futuro mejor lejos de sus lugares de origen.

POR AQUELLOS DÍAS NEMECIO TENÍA TAN SOLO NUEVE AÑOS Y SE ENFRENTÓ JUNTO A SUS HERMANOS LA CRUDA VIDA DE LOS MIGRANTES EN LA GRAN CIUDAD, TENIENDO QUE TRABAJAR Y ESTUDIAR PARA CUBRIR SUS GASTOS. DEJÓ DE LADO LAS ACTIVIDADES PROPIAS DE SU CORTA EDAD Y CAMBIÓ LOS JUGUETES POR UNA BOLSA DE GOLOSINAS QUE VENDÍA A LAS AFUERAS DEL CINE RIVA AGÜERO EN EL AGUSTINO.

La noche nunca fue un impedimento cuando se trataba de sacar su negocio adelante, ya que se mantenía firme en su puesto hasta que los últimos asistentes de la función abandonaban el recinto. Los años lo llevaron a cambiar de rubro: con 14 años ya trabajaba en una carpintería y su hermano, Alejandro, en una fábrica de pinturas.

Una idea visionaria: el nacimiento de Anypsa

Pronto Alejandro quedaría fuera del trabajo, pero lo que aprendió ahí fue más que suficiente para plantear la idea que les cambiaría la vida: dedicarse al rubro de la fabricación de pinturas.

Con esta nueva idea en mente Alejandro y Nemecio empezaron a repartir su mercadería en bicicleta por diversos puntos de la ciudad. La oportunidad estaba sobre la mesa y no la iban a dejar pasar, por esa razón los tres hermanos se reunieron para juntar sus ahorros y con un capital de $ 3000 comprar un motor eléctrico que les permitiera iniciar su emprendimiento.

En el jirón PachiteaCentro de Lima, consiguieron este primer impulso que no estaba completo sin un logo que representara el sueño que emprendían ahora los hermanos Torvisco. El lugar elegido para la realización de este logo fue el Jirón de la Unión. Así nació Anypsa, mediante la unión de las iniciales de los hermanos a las que se agregó la palabra ‘sociedad anónima’.

SIN SABERLO, EL INICIO DE ANYPSA CERRABA UNA LARGA PÁGINA EN LA VIDA NEMECIO, PRUDENCIO Y ALEJANDRO, PARA ABRIR TODO UN CAPÍTULO LLENO DE RETOS, PERO TAMBIÉN DE ÉXITOS QUE SE ALEJABA POCO A POCO DE LAS PENURIAS QUE HABÍAN PADECIDO DESDE SU JUVENTUD.

El inicio de este camino cuesta arriba tuvo algunos tropiezos, ya que al poco tiempo los hermanos fueron estafados cuando alquilaron su primer local. Sin embargo se sobrepusieron a ese episodio y alquilaron otro recinto en Santa Anita, un 11 de setiembre de 1991.

Empezaron a producir las primeras pinturas que se vendieron con total éxito, por ello instalaron también su primera oficina, construida con esteras, un galón de pintura como silla y un balde de aceite como escritorio.

Luego de eso y el éxito que cosecharon, trasladaron su negocio hacia la avenida Naranjal, para posteriormente iniciar la construcción de su propia planta de pinturas.

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