Es una de las víctimas de nuestros malos hábitos y es uno de los órganos más importantes del cuerpo. Situado en la parte superior derecha del abdomen, es el encargado de purificar la sangre, convertir los alimentos en energía y producir bilis para ayudar a desdoblar las grasas en el intestino. Es capaz de limpiarse a sí mismo enviando las toxinas al intestino para su excreción.

Es un sistema perfecto, realizador de múltiples procesos vitales para el funcionamiento del organismo. También es el centro de la química corporal y regulador, entre otras funciones, de la cantidad de sangre en el organismo.

No obstante, su poder y potencia, es vulnerable a los malos hábitos de vida y la ingesta de sustancias tóxicas, medicamentos y el licor.  La cirrosis, las hepatitis o el hígado graso, son los problemas más comunes.

“Estos malos hábitos van limitando su función cada vez más compleja y eso va alterando el funcionamiento del cuerpo y dando origen a diferentes problemas o enfermedades”, señala el doctor Felipe Castro, cirujano hepatobiliar, del Centro Médico Imbanaco.

El consumo excesivo de grasas genera una sobre exigencia del pequeño órgano, lo que puede desencadenar en una inflamación o la obstrucción de los canales biliares, por eso recomienda una alimentación sana, con buen consumo de frutas y agua, y evitar las bebidas alcohólicas.

Según el doctor Castro, entre las enfermedades más comunes están el hígado graso, la hepatitis A, B y C, la cirrosis hepática, el cáncer de hígado y las de tipo congénito como el síndrome de Dubin-Johnson y el síndrome de Gilbert.

El cáncer de hígado más conocido es el que recibe el nombre de hepatoma maligno, carcinoma hepatocelular o cáncer primario y puede desarrollarse en cualquier edad; cuando lo hace en niños muy pequeños recibe el nombre de hepatoblastoma.

Para el doctor Castro, es importante la prevención con una alimentación sana, evitando el sobrepeso y el sedentarismo, para que el hígado pueda realizar sus funciones normales.

Cuando en el hígado hay un exceso de toxinas, no puede quemar la totalidad de las grasas y estas se van acumulando en el organismo y generando diversos problemas que afectan a todos los sistemas del cuerpo.

Los malos hábitos se convierten en una serie de estímulos que llevan al hígado a trabajar al doble. El órgano se intoxica por la mala alimentación, el exceso de grasas rancias, las margarinas, el alcohol y el escaso consumo de fibra vegetal.

El consumo de algunos medicamentos e incluso, de acuerdo con estudios, emociones como la ira o irritabilidad y la frustración, también, contribuyen afectar la función del hígado.

Para los médicos debemos tener claro cómo cuidar este órgano vital mediante alimentación saludable y un estilo de vida que evite el consumo de alimentos grasos y ácidos, el exceso de alcohol y aumente el consumo de aceite de oliva que ayuda en el proceso de limpieza.

Es importante mantener un adecuado funcionamiento del colon, tomando agua de manera regular y fibra vegetal. Incluir en la dieta especias y alimentos amargos que contribuyan a la limpieza del hígado, como por ejemplo la cúrcuma, el boldo, el romero, la salvia, entre otros.

Los productos naturales como las frutas y las verduras, aportan fibra que ayudan al hígado a sacar del cuerpo las toxinas. Estos alimentos además de aportar nutrientes y antioxidantes, contienen vitaminas y minerales necesarios para el funcionamiento normal del cuerpo. (Ver recuadro: Otras recomendaciones.”)

Los vegetales de hoja verde como repollo, lechugas, brócoli, espinacas, apio, etc. y frutas como la toronja, el mango, limones, la papaya, la naranja, la manzana y la piña, entre otras, son recomendadas por los médicos.

Con que usted tome la decisión de llevar una dieta sana en la que las frutas y verduras jueguen un papel principal y donde los alimentos industrializados, harinas y azúcares sean eliminados, habrá dado el paso más importante para desintoxicar su hígado. Además de limpiar este órgano, ayuda a desintoxicar el cuerpo y a fortalecer el sistema linfático. No hay ningún efecto indeseable.

Se estima que, en un período de cuatro semanas, no sólo se habrá logrado reducir talla y perder peso, sino que notará la sensación de bienestar y el organismo recargado de energía vital.

“Unos hábitos de vida saludable no sólo ayudan al hígado, sino que generan bienestar y previenen muchos problemas, entre ellos la obesidad.”, señala el doctor Castro.

OTRAS RECOMENDACIONES

El trabajo normal del hígado, procesando las sustancias de los alimentos que comemos y bebemos diariamente, ya le supone acumulación de toxinas. Pero además tiene que vérselas con el consumo de alimentos grasosos y procesados y de sustancias químicas como fármacos, todo esto terminará por saturarlo.

Por esta razón, limpiar el hígado dos o tres veces al año es lo ideal, tanto para mejorar la salud general del cuerpo, la calidad de órganos como la piel y una sana pérdida de peso.

La dieta diaria, puede ayudar al hígado a limpiarse a sí mismo. Al evitar alimentos que contengan substancias artificiales, le será más fácil eliminar los tóxicos propios del metabolismo.

Lo primero que debe hacerse es evitar los alimentos artificiales que contienen substancias difíciles de eliminar como los alimentos grasos, bebidas azucaradas, dulces, mariscos, bebidas alcohólicas y alimentos procesados, como las carnes frías, salchichas, jamones, tocinos que tienen conservadores y aditivos tóxicos.

Cuando estas sustancias permanecen en el cuerpo, causan alergias, inflamación, problemas de la piel y muchas enfermedades más.

Es aconsejable limitar la proteína animal a sólo una o dos veces por semana. Preferible las carnes blancas como el pollo y el pescado. Limite el consumo de huevos y lácteos. No olvide consumir frijoles, nueces y semillas de calabaza, ajonjolí y girasol. El agua que sea natural o preparada en infusión de hierbas.

Al cocinar utilice hierbas para resaltar los sabores de los alimentos naturales y para ayudar a la digestión de los alimentos. Sazone con ajo, cebolla, pimienta, jengibre, cilantro y perejil.

Comentarios