La falta de empatía con el prójimo es una de los factores que hace que la violencia sea un gran problema como se puede ver en los últimos tiempos. Esto llama a la reflexión, sobre todo a los padres.
“La empatía es la habilidad de comprender los sentimientos y las emociones de otros, es decir es la capacidad que tiene el individuo de ponerse en el lugar del otro”, explica Annalie Mosca, psicóloga del colegio peruano norteamericano Abraham Lincoln.
Según la especialista el desarrollo de la empatía desde niño permite que al llegar a adulto pueda cuidar de sí mismo así como de otras personas. Esto hace que se sienta de parte de un todo y no de una forma individualista y egoísta.
La doctora Mosca indica que los pequeños suelen egocentristas y piensa que el mundo gira alrededor de ellos. “Sin embargo, mientras van creciendo, van comprendiendo algunas situaciones externas a ellos pero que lo implican, como por ejemplo, cuando ven una escena triste en una película y tienden a llorar o por el contrario si es una escena graciosa van a reír. Esto quiere decir que el niño se está identificado con la escena o con el personaje y empieza a desarrollar la capacidad de ser empático”.
Por ello, la consejera del colegio peruano norteamericano Abraham Lincoln recomienda a los que padres la importancia que los padres empiecen a poner nombres a las emociones que van sintiendo desde muy pequeños sus hijos.
Aquí algunos de los consejos:
– Leer cuentos en familia, en donde se toquen temas en donde ellos aprendan a colocarse en el lugar de los demás. Preguntarles “¿Cómo crees que se siente…?”, “¿Qué debió hacer…?”, “¿Qué harías tú en su lugar”?, etc.
– Un punto importante es que los padres deben ser los primeros en dar el ejemplo de empatía. Es decir, demostrarles cómo reconfortan o apoyan a algún familiar, así como alegrarse con una noticia buena, entre otras cosas.
– Enseñarles a los niños con ejemplos de sus mismos sentimientos hacia otras personas. Por ejemplo, “Ellos se sienten tristes como cuando se rompió tu juguete”, “Ellos están felices cómo cuando fuimos de viaje”.
Los padres no deben ocultar sus emociones frente a sus hijos, porque eso les ayudará a verbalizar sus sentimientos.
Los padres deben preguntar a sus hijos qué sienten, para así permitirle al niño comunicar sus emociones.
Por último, el ponernos en los zapatos del otro nos hace más respetuosos y compasivos con los demás.
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